domingo, 12 de octubre de 2014

Dylan, ‘Nobelable’ y libresco


Disparate para unos y acto de justicia para otros, lo que no admite duda es que el de Bob Dylan (Duluth, Minnesota, Estados Unidos, 1941) es un caso aparte dentro de la envidiada nómina de los favoritos al Nobel de Literatura de los últimos años.

Marca internacional y quintaesencia del poeta con guitarra gracias a un talento tan inmenso como la suma de su ambición y su ego, conviene precisar que no hay un solo Dylan sino múltiples: el cantor de las miserias humanas, el músico solvente e infravalorado, el filósofo, el antibelicista, el símbolo generacional, el lúcido cronista del devenir, el novelista infumable, el erudito de la música autóctona, el locutor y disyóquey de fino paladar, el anacoreta, la pesadilla de todo entrevistador. Sin embargo, todos esos Dylan y otros muchos confluyen en el mismo Bob: el hombre que ha hecho de la búsqueda de la canción perfecta el sentido último de su existencia.

Acabamos de saber que la prestigiosa Simon & Schuster pondrá a la venta el próximo noviembre The Lyrics: Since 1962, un libraco de casi mil páginas que contiene todas sus letras, y con un peso aproximado de seis kilos. «Es el más grande y más caro libro que hayamos publicado jamás», ha declarado, incapaz de reprimir su euforia, Jonathan Karp, el capo de la editorial. Su precio será de doscientos dólares (unos ciento cincuenta y ocho euros), aunque habrá una edición limitada para dylanistas potentados que costará cinco de los grandes (cerca de cuatro mil eurazos de vellón), y que estará firmada por el autor de «Like a Rolling Stone».

Este año, el Nobel de esa categoría se lo ha llevado el francés Patrick Modiano, de 69 años, escritor exquisito pero alejado de los gustos de la calle. Cuesta creer, siquiera imaginar, que el viejo Bob haya mentado a las madres de los miembros del jurado de la academia sueca por haberle ignorado una vez más. Aunque, por otro lado, tal vez sí que lo haya hecho. Puesto que el permanente halago del público ―lleva intubado a su gira interminable, la Never Ending Tour, desde 1988, con un promedio de cien conciertos al año― es capaz de hacerle creer hasta al más humilde de los mortales que la reverencia a su persona debe ser continua y ascendente, y no conocer descanso.

Ahora bien: ni a Modiano ni a ninguno de sus antecesores vivos les editarán nunca un libro tan pesado como una mancuerna y cuyo precio supera el sueldo mensual de muchos.

Ventajas de ser una estrella de la música popular, un Stone de la canción de autor, una leyenda.  












No hay comentarios:

Publicar un comentario