Coque Malla en un momento de su actuación en Madrid. (Foto: Juan Pérez-Fajardo.) |
Coque Malla ofrece un
delicioso concierto en Madrid con lo mejor del presente y del pasado
El
título con reminiscencias fantásticas de su último disco, El último hombre en la Tierra, uno de los más emocionantes y
gratamente sorprendentes del año a punto de morir, no se hizo realidad anoche
en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, hoy rebautizado con un
nombre tan absurdo como ininteligible. Tres mil personas acompañaron a ese
pequeño gran hombre que es Coque Malla (Madrid, 1969), que salió a escena como
un pincel (traje gris perla y sombrero borsalino), bajo un sobrio decorado (tan
solo largas cortinas burdeos), y respaldado por una formación poderosa, más
propia de un primer espada estadounidense (¿Dylan?) que del solista español
para una exquisita minoría que es.