Con Aute y una amiga suya en el estudio de su casa de Madrid, en 1997. |
En
estos días homicidas e implacables con los caídos, quienes deben cruzar la línea
definitiva sin que sus íntimos puedan lanzarles in situ un último beso, ha muerto Luis Eduardo Aute, artista
integral y uno de los más hondos y exquisitos escritores de canciones en lengua
española de siempre.
El
coronavirus, el mayor asesino en serie de nuestro tiempo, se obstina
ruidosamente en que trivialicemos la muerte. En que nuestro natural asombro
ante su presencia quede anulado. Porque desde que vivimos enjaulados, apartados
de la propia especie por temor a contagiarnos, los partes con cientos de bajas humanas nos
aplastan día y noche como en una guerra. La guerra que pensábamos nunca íbamos
a librar. Sin embargo, al conocer el fallecimiento de Aute compruebo de inmediato que mi capacidad de sorpresa ante la muerte y mi arsenal de tristeza permanecen intactos.